21.05.2021

Honduras campo minado: Elecciones y narcotráfico 2021

Las elecciones presidenciales de este año en Honduras ocurren en medio de crisis económica, sanitaria y señalamientos de narcotráfico en diferentes esferas del Estado.

En noviembre del presente año, Honduras realizará las elecciones generales para elegir al presidente de la República, a los diputados del Congreso Nacional y las distintas Corporaciones Municipales. Esto ocurre en un contexto de crisis económica, sanitaria y señalamientos de narcotráfico en diferentes esferas del Estado, lo cual transforma el camino hasta las elecciones en un campo minado. 

El contexto captura del estado y el crimen organizado

En los largometrajes hollywoodenses sobre la Segunda Guerra Mundial abundan escenas de campos minados, bombas de contacto que, con el menor movimiento, activan su destructor poder y dejan muerte a su alrededor. Aunque parezca muy atrevido, el 2021 representa para el futuro de Honduras una ruta donde los actores políticos protagónicos, las fuerzas progresistas y los actores no tan visibles como los grupos facticos económicos se juegan el futuro. ¿Cuál es el contexto de este país ubicado en América Central?

Desde el 2009, la política se ha radicalizado, teniendo como norte una revitalización del neoliberalismo. El Golpe de Estado del 28 de junio de ese año cerró filas entre los grupos económicos y espacios democráticos a las ideas diferentes, lo cual dejó poco espacio para las voces disonantes.

El Partido Nacional, el cual llegó al poder a finales del 2009, comenzó a intervenir los distintos organismos del Estado hasta llegar a más de ochenta comisiones de este tipo, con las cuales realizo una intervención sobre, la Corte Suprema de Justicia, Instituto Nacional Agrario, universidades, Dirección Ejecutiva de Ingresos, Institutos de Previsión, Seguridad Social y Pensiones. En fin, dejó en evidencia la captura directa o bien el secuestro de la institucionalidad en diferentes ámbitos.

Por otra parte, un mostrador de tienda daría gala de la variedad de escándalos de corrupción. De los 128 diputados que conforman el Congreso Nacional, 54 de estos (1), todos militantes del Partido Nacional y Partido Liberal fueron acusados por el Ministerio público, por la Misión Internacional Contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH) (2), mismos que sin ningún tipo de remordimiento no renovaron el convenio que le había dado vida a este esfuerzo por recuperar la institucionalidad de la justicia. Para terminar (ojalá) de adornar esta situación, los distintos no-conciertos de los no-cantantes en la Corte Penal de New York han hecho temblar la política hondureña como nunca antes en la historia reciente.

¿No-cantantes? Sí. Los narcotraficantes que, por voluntad propia y antes de ser extraditados o asesinados, se entregan a la DEA (Dirección Antinarcóticos de EUA), para cantar al estilo “La académica (3)”. En otras palabras, deciden colaborar o sencillamente confesar a cambio de una pena menor. Así, 42 hondureños, de los cuales 25 ya tienen sentencia (4), poco a poco han revelado el lado oscuro de la Luna, perdón de la política doméstica, de este lindo país de 112, 492 km², ubicado en América Central.

Otros elementos importantes del contexto de Honduras lo conforman el control y cerco mediático desde las grandes corporaciones, denunciado con fuerza desde 2009, así como la creciente influencia de la banca privada en la definición de las políticas públicas de todo tipo. Un ejemplo de esto es el intencionado retiro del Estado, para favorecer o liberar el mercado de la salud y promover la privatización de lo que aún existe de la salud pública.

Es fundamental agregar la extracción de los recursos naturales, al punto que la soberanía, mediante las ZEDES (Zonas Especiales de Desarrollo), oferta territorios a buen precio. En fin, a este contexto las redes de corrupción en diferentes los niveles y jerarquías, son meramente una melodía repetitiva, pero el narcotráfico suma un sabor diferente. Un secreto a voces, como la canción más conocida que todos niegan saber.

Expresidentes, diputados y alcaldes financiados por contribuciones, supuestamente desinteresadas para las campañas electorales fueron citadas. Al mismo tiempo que las declaraciones sonaban, se intensificaba una propaganda de los resultados positivos de la guerra contra los narcóticos. Los carteles de Honduras fueron revelando su historial de asesinato de políticos, abogados, ambientalistas y diputados con el uso de armas de la policía nacional, como colmo. Los conciertos en Estados Unidos revelaron que altos cargos de policías, militares, jueces, alcaldes, diputados, ministros de seguridad están vinculados al narcotráfico. En realidad, no está claro quién es el empleado del otro.

Al contexto de desligitimidad institucional, se recuerda el fraude electoral del 2017, la destitución de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de 2013, solo muestran un escenario minado para que las fuerzas progresistas tengan un escenario trágico pesimista o bien una oportunidad difícil.

La coyuntura electoral

Es inevitable considerar que la pandemia del Covid-19 desnudó la precariedad del sistema de salud y la gestión pública, que a la fecha se puede reconocer por su magnitud con los cálculos de 11 años para finalizar la vacunación (5). Cabe mencionar también la inoperancia y corrupción de los hospitales móviles (6) que, un año después de comprados (con un costo de $47.4 millones dólares), solo 1 de 7 funciona.

Dicho rezago también se manifestó, en el cierre de 36 clínicas de detección (triajes) (7) por ausencia de pago al personal médico contratado (8), y el retraso permanente en torno a los datos reales y actualizados, por lo que en el presente emitir un dictamen de PCR por COVID tarda hasta 14 días (9).

La crítica situación sanitaria, acompañada de los efectos dejados por el paso de las tormentas Eta y Iota a finales del 2020 con centenares de muertos, miles de damnificados y pérdidas materiales, que según la Universidad Nacional Autónoma de Honduras ha aumentado la pobreza a un 70% de la población. (10)

Recientemente, en el mes de marzo (2021) pasado se celebraron las elecciones primarias, mecanismo que permite definir las candidaturas oficiales a las elecciones generales de noviembre. Dicho proceso lo realizaron los tres grandes partidos políticos con posibilidades reales de triunfo: Partido Nacional, que gobierna desde 2010; Partido Liberal y el Partido Libre. En pocas palabras, lo ideal sería que todos los actores excluidos del gobierno y opositores deberían conformar una gran alianza que expulse del poder al partido gobernante.

A pesar de que el proceso electoral tiene una serie de inconsistencias, que son un mal agüero para las elecciones generales, es indispensable reconocer los dos perfiles del resultado como “honorables” candidatos a la presidencia.

Por el Partido Nacional, el alcalde actual de la capital se encuentra bajo investigación por transferencias millonarias de blanqueo de dinero, malversación de fondos públicos y fraude (11). En el Partido Liberal su aspirante oficial Yani Rossental, quien ha sido liberado de la cárcel recientemente tras cumplir su pena emitida por la Corte Federal de Manhattan (Nueva York) por lavado de activos del narcotráfico, participar de una red de lavado que blanqueó capitales provenientes del narcotráfico y la corrupción a través de cuentas bancarias en jurisdicciones estadounidenses (12). Y finalmente está Xiomara Zelaya, candidata que no ha sido señalada por corrupción o vínculos con el crimen organizado y esposa del que fue presidente Manuel Zelaya Rosales. Libre es el partido que aglutina una serie de fuerzas progresistas que predican la refundación del Estado para transformar Honduras. Paralelo a esto, el excandidato de la aglutinación de oposición de 2017, Salvador Nasralla aspira a ser candidato nuevamente de una alianza de partidos políticos pequeños y de las disidencias de los tres partidos políticos antes mencionados.

En este escenario electoral, el actual mandatario, Juan Orlando Hernández, ante el control que ejerce sobre la institucionalidad y el Partido Nacional, tiene la posibilidad de reelegirse como presidente ante una posible ausencia de legislación al respecto. Este personaje que tiene a su hermanito preso por cabecilla del narcotráfico, vínculos que han sido encubiertos por la inteligencia militar hondureña. La impunidad y desinterés casi absoluto del sistema judicial de Honduras hacia de los procesos judiciales de EUA indican una intencionalidad macabra da lugar a los señalamientos de narcoestado. (13)

Futuro político incierto, pero con tendencias

El escenario político está abierto al proceso electoral donde:

  • El relevo del narcotráfico en sus diversos carteles. La reconfiguran forzada del narcotráfico por los juicios de EUA obligan a que el financiamiento de la política desde las “contribuciones” sea sofisticado en sus mecanismos.
  • La continuidad del actual gobierno. Como mecanismo de sobrevivencia ante un posible juicio por narcotráfico.
  • Servilismo a la política exterior norteamericana para apaciguar una acusación directa. En cada concierto se mencionó al coconspirador CC4 con vínculos tan cercanos, como al de su hermano Tony Hernández, quien recibió la pena de cadena perpetua (14) por ser “facilitador en sobornos a políticos, provenientes de narcos como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, para proteger el tráfico de cocaína” (15) que utilizo a la policía nacional (16) y al ejército (17).
  • Los grupos económicos y la banca privada aparentemente expectantes, definen movimientos de piezas y alinean actores, a lo interno de los partidos políticos, ante la posibilidad de la llegada al poder de un partido del cual no ejercen el control.
  • La crisis política no resuelta desde 2009, el fraude electoral de 2017 junto a la continuidad la impunidad, des legitimidad y el control institucional absoluto que rodea un escenario de un necesario nuevo fraude electoral para la oligarquía
  • La crisis económica y social agravada por la pandemia y los desastres naturales. Son todos estos aspectos un caldo para un proceso electoral crucial, que puede dar continuidad o significar rupturas de transformación desde las fuerzas progresistas.
  • La imposibilidad de alianza de los sectores de oposición junto a Libre especialmente con el Partido Liberal, que divide a la base de la fuerza progresista y no goza de aceptación plena.

Lamentablemente la adivinación sólo existe en las fantasías, y aunque nos gustaría atrevernos a un anuncio de triunfo del progresismo, existen elementos fehacientes que propician un posible nuevo triunfo de neoliberalismo. No obstante, son los pueblos los que escriben su historia. Serán las fuerzas progresistas que transformen este escenario trágico en un caldo de esperanza, con el cuidado de caminar en un campo minado en el proceso electoral 2021.

El autor es Carlos Alberto Alvarado Hernández, profesor de la Universidad Nacional de Agricultura, luchador social y ambiental, Honduras, Generación de Agentes de Cambio 2015.

Referencias

Redacción (2021). “Trasciende que 54 diputados más están involucrados en caso Pandora”. Criterio.

Comunicado de Prensa. (2021) “Salida de la Maccih es un golpe a la lucha contra la corrupción y la impunidad”Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales

Redacción (2020). Justicia de EE. UU.: 25 hondureños condenados por traficar con drogasLa Prensa.

González, M. (2021) “Honduras: investigan fraude en compra de hospitales móviles”Deutsche Welle.

Redacción (2021) “Cierre de triajes acentúa la crisis sanitaria en Honduras”. Proceso Digital. 

Redacción. (2021) “Honduras tarda hasta 14 días en confirmar casos de Covid-19". El Heraldo

Redacción (2021). “Pobreza en Honduras aumentó a 70% debido a la pandemia y los huracanes: UNAH”. Criterio

Redacción (2021). “La Justicia de Honduras abre procedimientos contra el alcalde de Tegucigalpa y precandidato presidencial por corrupción”. Europapers.

Prensa (2021) “Yani Rosenthal fue condenado en EE. UU por lavado de activos”. Anti-corrupción, fraude y LA/FT.

Redacción (2021) “Fiscales de NY tildan a Honduras de “narcoestado” y vinculan al presidente Hernández”.

Redacción (2021). “Sentencian a Juan Antonio Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández, a cadena perpetua”. CNN

Lissardi, G. (2021). “Qué significa para el presidente de Honduras que hayan condenado a su hermano en EE.UU. a cadena perpetua por narcotráfico (y por qué supone un "desafío" para la Casa Blanca)”. BBC Mundo.

Redacción (2021). “La DEA a la espera de ‘El Tigre’ Bonilla, Mario Calix y Urbina Soto”. El Heraldo.

Redacción (2021). Droga con sello de dos alas, pertenecería a militares hondureños, según agente de inteligencia. Radio Progreso.

 

 

 

 

 

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