Friedrich-Ebert-Stiftung en América Central

07.11.2022

Cuerpxs como espacios de resistencia y reexistencias+

¿En qué espacios resistimos y persistimos las personas progresistas? ¿En dónde orientamos nuestras distintas agendas, bajo el objetivo de una transformación social orientada hacia una sociedad más inclusiva, empática, antipatriarcal, antiracista e interseccional?

Cuando hablamos sobre el cuerpo humano, solemos limitarnos al análisis de las características fisiológicas del mismo.  Pero más que cuerpos desde sus múltiples funciones y diversidades, nuestras almas habitan territorios de luchas, de encuentros, desencuentros, debates, subjetividades, placeres, contradicciones, certezas, performatividades, deseos, disidencias, miedos, alegrías y revoluciones. 

Nuestres cuerpes son los primeros territorios que politizamos, defendemos y gozamos a partir de nuestras distintas luchas y realidades. Es por eso que para la realización de este artículo, reunimos a más de veinte jóvenes progresistas costarricenses. Las cuales con sus cuerpes, palabras y arte generaron un espacio seguro en el que externaron la manera en la que desde sus distintas realidades luchan, resisten y re-existen. 

En la actualidad, constantemente se utiliza y se escucha la palabra “progresismos”, la cuál se deriva de “progreso”: acción de avanzar o pasar a otra etapa en mejores condiciones a las que se presentaban en un inicio. Pero, ¿qué son estos progresismos del Siglo XXI?, ¿Nos identifican?, ¿Nos cobijan?, ¿Nos representan?

Podemos definirlos como una corriente ideológica de centro-izquierda que pretende generar una contra al estatismo, una resistencia al neoliberalismo, e impulsar el cambio social; priorizando que ninguna persona se quede atrás en el proceso. Hablamos de “progresismos” en plural y no en singular, debido a que cada persona es un mundo en una trinchera en particular. Aquí se involucran distintas luchas que, en conjunto con las de las otras personas, generan una agenda multitemática que sigue una marcada línea de pensamiento, valores y conductas. 

Es indispensable conocer la historia de nuestros países y regiones para entender los retos a los cuales se enfrenta el progresismo día a día. Nuestro interés fue llevar la discusión a un lugar más personal y humano; puesto que el contexto que atravesamos nos afecta de múltiples formas y dimensiones, nos permitimos revisar y sentipensar: ¿Cómo andan nuestros sentires? En las siguientes secciones podrán acercarse a algunas reflexiones que tuvimos en Costa Rica y que llevamos a la Conferencia Regional de Agentes de Cambio 2022 en Honduras. 

Repensar la incertidumbre como un lugar esperanzador

En un contexto de crisis económica y de cambios en la esfera política nacional y regional, las juventudes nos enfrentamos a escenarios inciertos, a preguntas sin respuestas y a muchas posibilidades. Este panorama puede resultar desalentador y abrumador, pues no parece claro el camino para llegar a un horizonte más justo, solidario y respetuoso de los derechos humanos. 

En la región centroamericana transitamos contextos diversos y adversos. Por un lado, tenemos panoramas convulsos que violentan directamente los principios democráticos y que persiguen y criminalizan cuerpos y existencias disidentes, fundamentalmente mujeres, población LGTBIQ y personas racializadas. Por otro lado, tenemos disputas políticas que se enmarcan en la protesta social y los procesos electorales próximos, que reviven heridas históricas y actuales de dictaduras y conflictos armados en nuestra región.

Ante esto, no es extraño que en nuestro cuerpo habiten emociones de frustración, miedo, desilusión; aún así, en medio de todo, tenemos la posibilidad de reinterpretar la incertidumbre, entenderla como un motor que nos impulsa a movernos hacia lugares más esperanzadores. No  hay cambio que no sea precedido por el caos, por la ruptura, por la incertidumbre. Podríamos decir que es una condición necesaria para la transformación y, en ese sentido, nuestra responsabilidad histórica está en imaginar otros mundos posibles, como decían las zapatistas. 

La memoria histórica como brújula de los movimiento sociales

La humanidad está hecha de recuerdos. Por eso, la memoria es aquella que nos conecta con las personas que nos antecedieron y las que vendrán después. Darle valor a la recuperación de la memoria también es una reivindicación política y feminista, pues los poderes hegemónicos que sostienen este sistema desigual apuestan por la deshistorización de los procesos sociales y la legitimación y preservación del status quo.

En palabras más sencillas, a los grupos económicos, religiosos y políticos poderosos, les funciona que olvidemos a quienes lucharon por alcanzar los derechos que hoy gozamos y que la organización social y popular ha sido una fuerza transformadora a lo largo de la historia. Olvidar o desconocer nuestro pasado nos desconecta de quienes somos, nos desmoviliza, nos desarticula, nos hace sentir solas e impotentes, nos hace pensar que no avanzamos, y nos lleva a resignarnos y creer que el mundo que vivimos es el único posible. 

Por eso, nuestra consigna es recuperar la memoria histórica como elemento fundamental para entender la política como un proceso colectivo que nos trasciende como individues. Somos conscientes de que solas no lograremos transformar nuestra realidad, pero podemos llegar más cerca del horizonte, recordando el camino recorrido por quienes nos antecedieron y heredando un ruta más clara a quienes siguen. Y recordando también que la lucha no empezó ni terminará con nosotres.

Navegante vital

En medio de aguas tormentosas, avanza el navegante vital y se enfrenta a la invisibilización de sus aportes, al adultocentrismo, a la idea de “utilidad fingida” donde creen que servimos para cumplir la cuota, sin garantizarnos espacios de participación real, donde nos pintan como seres vacíos de contenido. 

Este navegante es la juventud que atraviesa esta marea cargando la dignidad, la resistencia, el compromiso de trabajar en colectividad. La juventud reivindica un lugar de enunciación innovador y subversivo que permite soñar con nuevas posibilidades y se atreve a perseguirlas, a crearlas y defenderlas. Este navegante no se encuentra vacío, está rebosante de energía, alegría, esperanza, convicción e ideas. 

¿Somos o no somos progresistas? 

El movimiento progresista presenta grandes debilidades que se han convertido en sus mayores puntos de crítica. Inicialmente, se menciona una instrumentalización, “manoseo” y banalización de la palabra “progresismos”, mayormente desde campañas políticas. Las personas que aspiran a puestos de representación muchas veces se presentan con discursos “progresistas” para atraer votantes jóvenes, pero estos son simples máscaras. Estas personas instrumentalizan la lucha y, en el momento en el que llegan al poder, sus máscaras se caen y muestran sus verdaderas caras. Caras que se traducen en una clara falta de congruencia de sus acciones con sus discursos y promesas, lo cual muestra una visión errónea de la finalidad del movimiento. Esto genera descontento y rechazo de parte de muchas personas por no sentirse verdaderamente identificadas con la lucha. Otras mencionan el sentir que el movimiento progresa pero deja atrás a las personas que viven con más vulnerabilidades; progresan quienes tienen el poder. 

Una apuesta transformadora 

Las personas progresistas resistimos y persistimos con las distintas agendas, bajo el objetivo de una transformación social orientada hacia una sociedad más inclusiva, empática, antipatriarcal, antiracista, interseccional, decolonista que erradique las grandes brechas sociales existentes y priorice el bien común sobre el bienestar individual.  Mediante distintas prácticas como la construcción en solidario, la búsqueda de la conciliación, la lucha contra las inequidades, la generación de espacios seguros, el diálogo abierto y horizontal, la escucha activa y el constante debate de argumentos (respetando siempre  la integridad de cada persona) y el trabajo en equipo.

Es importante promover la generación de espacios donde se convoca a las partes, donde la digna rabia y la esperanza son los motores de trabajo, donde se recuperan, se mantienen y se fortalecen esas redes que nos sostienen en la luchas y donde no hay nada para nosotres sin nosotres. 

Es por eso que el programa Agentes de Cambio es un ente que está a la vanguardia en la capacitación y la promoción de liderazgos progresistas, consecuentes y jóvenes en América Central. Un programa en el que cientos de personas nos hemos encontrado con una multidiversidad de pensamientos y visiones que desean desarrollar su vida bajo la consigna de “vivir para servir” (a todas las personas y causas que lo necesiten). Y lo más importante: un programa que genera una gran familia, que año con año va creciendo con personas críticas que, desde cada acción que realizan, ansían dejar una huella positiva en el mundo.

Por Camila Carmona Cerdas, Jennifer Flores Obando, Priscila Acuña Chaves, Agentes de Cambio, Costa Rica.