Friedrich-Ebert-Stiftung en América Central

24.11.2021

¿Libres, soberanos e independientes?

Centroamérica se encuentra marcada este año por un acontecimiento histórico en común para todos los países que hoy la conforman.

 Se trata del cumplimiento de 200 años de la firma del acta en la cual las élites de las familias criollas centroamericanas en la provincia de Guatemala auto proclaman su independencia de la corona española, dando inicio al nacimiento de los Estados-naciones que se conocen hoy en día y configurando una nueva etapa en materia social, política, económica y cultural para la región.

En ese sentido, en el marco de este bicentenario, se presenta como una oportunidad para poner sobre la mesa de discusión otras concepciones que puedan ofrecer visiones críticas y nuevos significados sobre este hecho en particular, desde actores y actrices que fueron, son y serán protagonistas fundamentales en las construcciones socioculturales de nuestros pueblos, pero que, a pesar de ello, la historia los y las ha invisibilizado.

Hablamos de los pueblos originarios y el pueblo Garífuna en Honduras, por lo que el presente texto, pretende posicionar algunas reflexiones críticas desde las cosmovisiones y experiencias de compañeros y compañeras de estos pueblos, que surgen y se posicionan como construcciones contrahegemónicas que cuestionan, desafían y muestran otros pensares y sentires sobre nuestra historia.

Lo anterior, como resultado del desarrollo de la investigación ¿Libres, soberanos e independientes?, la cual se desarrolló con el apoyo y colaboración solidaria de los pueblos originarios Maya-Chortí, Lenca, Tolupán, Pech, Miskito y el pueblo Garífuna de Honduras, buscando comprender y visibilizar los significados y percepciones ancestrales que se tienen sobre el proceso del bicentenario.

¿Cuál independencia?

Históricamente, el Estado hondureño desde su configuración como tal, se ha caracterizado por la entrega de territorios y los bienes naturales que en él se encuentran, a particulares o entidades extranjeras, bajo la figura del concesionamiento y en nombre del progreso y el desarrollo, nuestro país hasta hoy día continúa siendo un país de enclaves, desde los enclaves portuario y minero en el siglo XIX, bananero y maquilero en el siglo XX y actualmente con las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE).

Los pueblos originarios en nuestro país han habitado desde tiempos ancestrales  los  territorios de Nuestramerica, viviendo y siendo sometidos a diferentes procesos que van desde la invasión europea, la colonización, el proceso de la firma del acta en 1821 en la región centroamericana, hasta nuestros días, todos ellos marcados por imposiciones, negaciones, explotación, violencia, crueldad, despojo y saqueo de sus territorios, etnocidios, genocidios, etc.

En Honduras, los pueblos originarios y el pueblo Garífuna han habitado y habitan en territorios con una abundante riqueza natural, ríos, bosques, oxigeno, tierra, minerales, mar, petróleo, etc., por lo históricamente han sido acechados por el Estado, la empresa privada nacional y transnacional y por el crimen organizado.

Desde el golpe de Estado en el 2009, el modelo extractivista en el país se ha profundizado, lo que ha llevado a que aproximadamente un 35% del territorio hondureño se encuentre concesionado a la empresa privada nacional y transnacional, para la ejecución de proyectos y megaproyectos extractivos mineros, hidroeléctricos, fotovoltaicos, eólicos, REDD+, petroleros, turísticos, agroindustriales, pesqueros, etc., absolutamente todo expresado en las líneas anteriores, respondiendo servilmente a lineamientos de organismos financieros internacionales y a intereses geopolíticos de gobiernos extranjeros, principalmente el de Estados Unidos.

Los pueblos originarios y el pueblo Garífuna se encuentran en estos territorios concesionados ricos en bienes naturales y arqueológicos, por lo que el acecho, hostigamiento y asedio estatal, criminal y del capital privado es constante.

La historia de los pueblos está caracterizada por la exclusión, invisibilización, desvalorización, marginamiento irrespeto a la Madre Naturaleza y de los cuerpos-territorios, despojo, saqueo, expulsión y desplazamiento forzado de los territorios, violencia patriarcal, empobrecimiento, imposiciones culturales, dominación y sometimiento.

Al analizar la historia de manera crítica y lo que continua sucediendo hoy en día, es posible identificar un plan sistemático e intencionado impulsado desde el aparato estatal para desaparecer a los pueblos originarios y al pueblo Garífuna en Honduras, desde el pueblo Garífuna se concibe como un plan de genocidio para poder explotar los territorios y bienes naturales sin oposición ni resistencia alguna.

Ante estas realidades, los pueblos se organizan, luchan, resisten y defienden lo que por derecho ancestral les pertenece, por lo que en nuestro país ha aumentado la militarización de los territorios, por ende, la violencia, amenazas, persecución, criminalización, judicialización, encarcelamiento, desapariciones forzadas, asesinatos y femicidos de defensores y defensoras de los territorios y los bienes comunes.

Desde los pueblos originarios, desde el pueblo Garífuna surgen interrogantes como ¿De qué independencia se habla? ¿Cuál bicentenario de independencia se celebra?, si lo que para ellos y ellas ha existido son 200 años de esclavitud, 200 años de explotación, 200 años de marginamiento, 200 años de discriminación racial, 200 años de martirio, 200 años de chantaje, 200 años de vulnerabilidad, 200 años a la deriva, 200 años de instrumentalización.

No se puede hablar de independencia, libertad y soberanía ni conmemorar o celebrar bicentenario de independencia alguno, cuando es el capital transnacional, organismos internacionales (financieros y políticos) y principalmente el gobierno de Estados Unidos, quienes deciden el rumbo que debe llevar el país mediante recetas económicas, injerencias políticas e imposiciones socioculturales.

Desde los pueblos originarios y el pueblo Garífuna, la celebración del bicentenario es una construcción impulsada por el Estado, la empresa privada, los medios de comunicación y la iglesia, y no por la población en su totalidad, un acontecimiento histórico utilizado publicitariamente para promover el militarismo como un sinónimo de patriotismo. 

Es por ello que los pueblos originarios, el pueblo Garífuna no celebran la independencia que se presume desde el Estado pues no hay nada que celebrar.

La resistencia es el camino para construir autonomía y libertad

Desde la invasión europea hasta nuestros días con la vigencia y arremetida extractivista, los acontecimientos y procesos que se han desarrollado representan la configuración y reconfiguración de las formas de despojo y saqueo de los territorios de los pueblos originarios y del pueblo Garífuna.

El cumplimiento del bicentenario de la independencia existente en las mentes de los grupos de poder, desde las cosmovisiones ancestrales de los pueblos, se presenta como una oportunidad para repensar nuestro país como Estado-nación penetrado por estructuras criminales y cuestionar las realidades que se viven y la forma en que se viven, para generar un proceso de independencia real partiendo de la refundación y desde la diversidad.

Las compañeras y los compañeros de los pueblos originarios y del pueblo Garífuna, reivindican el derecho de quedarse en los territorios para construir en comunidad, desde sus propias formas ancestrales de organización y en base a principios como el respeto, la solidaridad, la sororidad, el apoyo mutuo y la colectividad.

El reconocimiento de las raíces ancestrales y el pasado histórico que ha dejado de lado la verdadera historia de los pueblos originarios y del pueblo Garífuna, invisibilizando la diversidad cultural existente, también es una forma de resistir y buscar la construcción de un verdadero proceso de independencia.

Concibiendo los cuerpos como los principales territorios que se intentan dominar y desde donde comienza la resistencia, la forma en cómo se viven las identidades culturales, corporales y sexuales, se transforman en nuevas formas de resistir no solamente al capitalismo, sino también al patriarcado y racismo existentes en nuestras sociedades, y que por lo tanto las comunidades no son ajenas a estas formas de dominación.

Desde los territorios día a día se desarrollan ejercicios de soberanía en procesos comunitarios educativos de salud, productivos, económicos y artísticos, construcciones que son encabezadas por las compañeras mujeres, quienes además de desafiar las políticas de despojo, cuestionan no solo al Estado, sino a los compañeros la violencia que existe en la casa, en las organizaciones, en las comunidades.

Desde los pueblos se reconocen los aportes ancestrales de las mujeres de los pueblos originarios y del pueblo Garífuna en los procesos de resistencias, y se toman como símbolos de fuerza, valentía, esperanza y generadoras de lecciones de dignidad y sabiduría.

Rescatando el legado histórico en la lucha de los pueblos que fueron parte de la presente investigación, se mencionaron a las compañeras: Elvira Tomé (Pueblo Pech), María Enriqueta Matute (Pueblo Tolupán), Florinda Alemán y Daynilia Wood (Pueblo Miskito), Berta Cáceres, Pascualita Vásquez y Rosalina Domínguez (Pueblo Lenca), Jesús Interiano (Pueblo Maya-Chortí), Barauda y Míriam Miranda (Pueblo Garífuna).

Por Sergio Luis Ulloa Rivera, Agente de Cambio Honduras – 2011, Trabajador Social, Meicke Haicky Bonilla Bustillo, Agente de Cambio Honduras – 2013, Estudiante de CC.SS. Y Jonathan Josue Mejía García, Agente de Cambio Honduras – 2013, Estudiante de Derecho.

Referencias

Trucchi, G (2020) Honduras / Caso Guapinol: vergonzosas resoluciones judiciales // Artículos Relacionados.

Universidad de Costa Rica (2019) Anuario de Estudios Centroamericanos. ISSN: 2215-4175.