22.10.2025

FES Costa Rica: 60 años construyendo democracia, justicia social e igualdad

Conmemoración del 60 aniversario de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Costa Rica, un recorrido de compromiso, diálogo y esperanza por la democracia y la justicia social en América Central.

Hace 60 años, la Fundación Friedrich Ebert (FES) abrió su primera oficina en Centroamérica, aquí en Costa Rica. Desde entonces, muchas personas han formado parte de una historia compartida: una historia de compromiso, diálogo y esperanza.

El siguiente discurso, pronunciado por Eva Nelles, directora del Proyecto Regional Juventudes Progresistas, durante el acto conmemorativo de los 60 años de la FES en Costa Rica, celebra ese recorrido colectivo —el de quienes han creído que la democracia, la justicia social y la igualdad no se heredan, sino que se construyen cada día.

A través de sus palabras, se reconoce el esfuerzo de colegas, contrapartes y amistades que, desde diferentes rincones de la región, trabajan por una América Central más justa, solidaria y libre.

La intervención sirvió como puente hacia la proyección del documental corto sobre el recorrido histórico y actual de la FES en Costa Rica, destacando la importancia de la esperanza activa, la innovación social y los valores progresistas que orientan nuestra labor.

 

60 años de la FES Costa Rica: El discurso de Eva Nelles sobre el legado de la FES en América Central

 

Querides amigas y amigos,

Es un honor estar aquí hoy con todas y todos ustedes para conmemorar los 60 años de la Fundación Friedrich Ebert en Costa Rica. Estos 60 años representan no solamente una trayectoria institucional, sino también incontables historias personales, alianzas y sueños compartidos.

Desde 1965, cuando la FES abrió su primera oficina en América Central, específicamente en San José, Costa Rica, hemos acompañado a esta región en tiempos de esperanza, y también, en tiempos de dificultad. Y hemos aprendido algo fundamental: que la democracia, la justicia social y la paz no se regalan. Son conquistas que requieren compromiso, valentía y perseverancia.

Lo personal es político. Esta es una enseñanza que hemos comprobado una y otra vez. La democracia se nutre de las experiencias concretas de las personas, de sus luchas diarias y de sus sueños por una vida digna. En la región y en Costa Rica, un ejemplo emblemático es nuestro programa Agentes de Cambio que, desde 1991, ha formado a generaciones de jóvenes comprometidos con la transformación de sus comunidades. Cada participante trae consigo su historia, su visión y su energía. Y cuando esas historias se encuentran, surge algo poderoso: la convicción de que el cambio no se decreta, se construye desde adentro.

Pero sabemos que los grandes cambios nunca son inmediatos. No es cierto, como a veces prometen los discursos populistas que, con una “mano dura”, se pueden resolver de un día para otro los problemas complejos de la sociedad. La historia nos enseña que las transformaciones estructurales requieren tiempo, paciencia y un trabajo constante. Y al mismo tiempo requieren innovación: atreverse a cuestionar lo que hacemos, abrir nuevos formatos, probar metodologías creativas y repensar siempre cómo acercarnos a más personas y a nuevas generaciones.

Hoy, 60 años después de aquella primera firma de cooperación entre Alemania y Costa Rica, la democracia en la región enfrenta desafíos enormes. Vemos tendencias autoritarias, desigualdades persistentes, crisis climática y amenazas crecientes contra quienes defienden derechos humanos y el ambiente. También, vemos esperanza. La vemos en las juventudes que levantan la voz, en las trabajadoras domésticas y sindicalistas que luchan por dignidad y justicia, en las comunidades que no se rinden y nos recuerdan cada día que la democracia solo existe si es para todas y todos.

Sabemos también que una democracia viva no significa ausencia de diferencias. Al contrario: la diversidad de opiniones es su fuerza. El desacuerdo construye, porque nos obliga a escuchar, a repensar, a encontrar consensos que incluyan más voces.

Y no podemos hablar de justicia social sin hablar de justicia de género. Por eso, los enfoques feministas son parte esencial de nuestro trabajo: porque la igualdad real entre mujeres y hombres y personas en general, entre todas las identidades, no es un tema secundario, sino el corazón mismo de la democracia.

Reconocer también el valor de los trabajos de cuidado es fundamental. Son la base invisible sobre la que descansa toda nuestra sociedad. Sin ese trabajo —realizado en su mayoría por mujeres— ninguna economía funcionaría, ninguna democracia sería sostenible. Por eso, luchar por su reconocimiento, su redistribución y su dignificación es parte inseparable de la lucha por la justicia de género. El feminismo se presenta como un movimiento inclusivo y, a la vez, como una poderosa fuerza transformadora, con la capacidad de derribar barreras y forjar un futuro donde la equidad y la justicia brillen para todas las personas.

Pero, nada de esto sería posible sin las personas que día a día sostienen este trabajo. Porque al final, las ideas, los principios y los valores se vuelven realidad solamente gracias a la entrega y el compromiso de quienes están detrás de cada proyecto.

Por eso, hoy quiero reconocer de manera muy especial a mis colegas - tanto a quienes han formado parte de la FES en el pasado, como a quienes la integran hoy.

Al equipo de la FES Costa Rica, así como a nuestras dos practicantes actuales. Su motivación, su creatividad y su capacidad de construir confianza son la base de todo lo que hacemos.

Y también quiero reconocer a nuestras y nuestros colegas de los demás países de América Central. Gracias por ser parte de este tejido regional que nos hace más fuertes, más resilientes y más capaces de soñar en grande.

Un agradecimiento especial merece también todo el equipo que ha hecho posible este evento: a las personas encargadas de la organización, a las intérpretes que nos permiten dialogar sin barreras lingüísticas y al equipo técnico que está detrás de cada detalle. Ustedes son el soporte invisible, pero fundamental, de una celebración como esta.

Celebrar 60 años no es solo mirar hacia atrás. Es también preguntarnos: ¿cómo seguir innovando?, ¿cómo abrir aún más espacios de diálogo democrático?, ¿cómo mantener viva la esperanza de una Centroamérica más justa, inclusiva y sostenible? La respuesta, creo yo, está en comprender que la esperanza no se recibe: se trabaja, se construye día a día, con compromiso y con solidaridad.

Porque, al final, de lo que se trata es de atrevernos a imaginar y a construir sociedades más justas, con democracias robustas y con verdadera vocación de futuro. Un futuro que, paso a paso, sea mejor que nuestro presente.

Quiero cerrar con una cita de la activista, autora y feminista afroestadounidense Angela Davis, que nos recuerda la responsabilidad activa que tenemos todas y todos:

“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar.”

Todavía hay mucho trabajo que hacer, pero también muchas manos, corazones y mentes dispuestas a hacerlo. Y esa es nuestra mayor fuente de esperanza.

Muchas gracias.

Eva Nelles, directora del proyecto Juventudes Progresistas en América Central

Friedrich-Ebert-Stiftung en América Central

Central telefónica (Costa Rica)
(00-506) 2296-0736

 WhatsApp:  (00-506)  8750 2151

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