Friedrich-Ebert-Stiftung en América Central

24.11.2021

Celebrando el Bicentenario desde la independencia de mis pensamientos

Allan Gómez conmemora la celebración del Bicentenario desde la crítica y la resistencia.

 

Desde que tengo memoria, septiembre ha sido uno de los meses más alegres en mi barrio. Los sonidos de las bandas rítmicas y preparativos para los actos culturales en honor a las fiestas patrias eran el tema de cada día en el colegio. Una de las fechas importantes es el 15 de septiembre, en donde se conmemora la firma del acta de la independencia de Centroamérica. 

A partir de esa fecha la región dejó de ser parte de las colonias españolas para formar lo que hoy se conoce como estados independientes, libres y soberanos. Pero la realidad siempre ha sido otra. Entre guerras, violencia, dictaduras y corrupción; Centroamérica no ha podido romper las cadenas del pasado heredado de una independencia totalmente conservadora, antipopular y excluyente. 

Una independencia que pretendió cambiar para no cambiar, separándose de España como un acto simbólico pero, al mismo tiempo, dejando el estatus tal y como estaba. Donde las élites sustituyeron el poder para ser parte de los nuevos explotadores de los recursos de la región.

A 200 años de reclamar la libertad para nuestra nación, seguimos en la misma lucha por la búsqueda total de la independencia física, económica y de pensamiento. Esta vez el verdugo no es un extranjero que invade nuestro país e impone sus leyes, religión e ideología. Más bien, las cadenas de esclavitud y represión son impuestas por alguien nacido en nuestra misma tierra. 

Son 200 años de repetición de un ciclo sin fin de violencia, muertes y guerras entre hermanos que por el beneficio de unos pocos derraman sangre por avaricia y egoísmo. Son 200 años donde un pueblo crédulo, procesionario y mesianista alimenta liderazgos tóxicos que, en su mayoría, han traicionado a la patria, la amoldan a su gusto y antojo. 

Sin respeto a la dignidad humana, no hay libertad

A pesar de todas las desgracias que hoy nos traen a esta fecha tan importante como es el bicentenario, dicha celebración es una conmemoración crítica que nos lleva a la reflexión. Quisiera resaltar la mayor fuerza que nos heredaron nuestros antepasados y el mayor símbolo de rebeldía que nos ha permitido estar donde estamos: la capacidad de resistencia de nuestros pueblos

La fuerza que nos ha hecho sobrevivir a tantas desgracias. Esa necesidad de un cambio que se ha visto reflejada de alguna u otra forma en muchas intenciones, que por bien o por mal, se ha manifestado en distintas luchas, grupos y movimientos. Ejemplo vivo de resistencia es abril 2018, que es un punto de partida que demostró la voluntad genuina de un pueblo que lucha y seguirá luchando para alcanzar el cambio que se merece. A tres años de este hecho y en este año del bicentenario, se siente un mal sabor, al seguir viviendo entre celdas, hambres y cadenas. 

La desesperación y la incertidumbre nos invade muchas veces, pero también nos invade la rabia por aquellas personas que aún no obtienen justicia por sus familiares asesinados, que abandonaron todo para poder huir al exilio, evitando la cruel represión y aquellas que desde una fría celda claman por su libertad. Ante la indefensión y la impotencia es fácil desesperar, y creer que todo está perdido. Si algo he aprendido, desde las distintas trincheras de mi vida es a resistir y saber esperar el momento

Nuestro momento llegará, Nicaragua. De nosotros dependerá que todo lo sufrido haya valido la pena. Nadie dijo que la lucha por un verdadero cambio social sería fácil. Mientras haya personas dispuestas a seguir resistiendo y encendiendo la llama de la rebeldía, habrá esperanza. 

Conmemoro este bicentenario reclamando la libertad de mi cuerpo y de mi pensamiento, resistiendo para seguir exigiendo: ¡libertad para Nicaragua! ¡justicia por los asesinatos cometidos! y sobre todo ¡libertad para todas las personas prisioneras políticas de este régimen!

Por Allan Gabriel Gómez Castillo. Defensor de derechos humanos y activista LGTBQ+. Ex preso político de Nicaragua. Agente de cambio 2020.